viernes, 19 de mayo de 2017

12.- TIEMPO DE... LIOS

¡Hola! Buenas tardes a todos, mis mini-histéric@s favoritos. Os dejo mi "pequeña" participación esperando que os guste y os echéis un rato agradable y unas risas. Como mi historia tiene varios capis (8), os dejo el primero y os pego links a los demás para no petar yo sola este blog comunitario.  En cualquier caso,  si ya me seguís en el blog, en fanfiction o en wattpad sabéis que también los pego por ahí. Besos Giadéllicos!


Relato creado para participar en el evento #Tiempoderelatos, de descarada inspiración whovian en su banda sonora 🙂


                          Arte de Jaime Martinez Rodriguez
Después de correrse la voz de las consecuencias de los dispositivos en la salud de los agentes de Darrow y a un paso de la rebelión de estos, se produce un ataque sorpresa al Ministerio del Tiempo. Porque, lejos de aceptar quedarse fuera del negocio, gasear el Ministerio es un primer paso en su intención de hacerse con el control. Romper la seguridad, ver la reacción del subsecretario y el protocolo de actuación para no fallar en su segundo ataque: el mortal.
Con pequeñas apariciones de los personajes antiguos de la serie como Pacino o Lola Mendieta, y algunos novedosos, como —la que presumo va a ser muy odiada, pobre—Marta.
Descargo de responsabilidad: No me pertenece nada, salvo la paranoia expuesta y todo lo que no pertenezca a los demás. Todo lo relacionado con El Ministerio del Tiempo es de Olivares, Schaaff y compañía. Los esbozos principales del argumento del ataque de Darrow pertenecerán a quién pertenezca, yo sólo me he limitado a darles forma y contexto.  Vídeos y demás, ídem. ¡Disfrutad!
*Nota de autora: Como es probable que muera en el intento de sacar todos los capítulos antes del lunes 29, cualquier fallo ortográfico tendrá que esperar a ser corregido en futuras ediciones (probablemente, cuando resucite la semana que viene). Beso Giadéllico!
Tiempo de... líos.
Capítulo I
Ministerio del Tiempo_2017.
Alonso de Entrerríos estaba hecho a combatir en las distancias cortas, en las largas, con las armas más sofisticadas e incluso teniéndose que valer únicamente de sus propias manos. Había luchado —y sobrevivido; que su “muerte” se había debido realmente a otros asuntos, mucho más feos y peligrosos— en la guerra en Flandes. Y su paso por el Ministerio le había fortalecido, había aprendido nuevas técnicas y le había obligado a hacerse a todo tipo de ambientes… O eso creía él.

Lo cierto es que ni Alonso, ni Amelia, ni los que aún se tenían en pie en esos pasillos del demonio, estaban acostumbrados a enfrentarse de manera eficaz a la hipoxia. Y ni que decir tiene que los que habían sucumbido ya, mucho menos.
Incapaz de ver lo que tenía a los laterales, como los borricos en los campos, lo que veía por el visor de plástico medio empañado era un panorama desolador. Demasiado parecido a su vida anterior como soldado: sus compañeros de trincheras abandonados a su suerte,  tirados en el suelo como muñecos,  pero sin aliento… muertos. ¿Muertos?
Intentó apartar tan macabro pensamiento. No, no iba a morir nadie. La rabia que sintió le sirvió para tirar con más fuerza y determinación, para acelerar el paso. La carga del maldito traje de seguridad (con respirador interno incluido) no era nada en comparación a arrastrar a duras penas el peso del cuerpo a su compañera,  que se le medio asfixiaba entre los brazos luchando por no respirar. Porque de eso era de lo que se trataba, de no respirar ese humo tóxico. O eso les habían dicho antes de bajar.
Eran el equipo de contención, de evacuación, o cómo diablos lo hubiera llamado Irene. Y qué cosas: ahora eran ellos los que necesitaban ayuda. Porque para Amelia no había ni tiempo ni gaitas, la rotura en su traje era grande y el gas se colaba por ella. Tenía que sacarla de allí sí o sí, su amiga no iba a unirse a los cientos de cuerpos que yacían de cualquier manera por los pasillos.
No daba tiempo a volver arriba pero había una puerta… Una puerta que podían cruzar y buscar un matasanos, un curandero… o algo. Y estaba cerca. Podía funcionar.

Continúa en Capítulos II a VIII
#tiempoderelatos

2 comentarios:

  1. Leer el final de este fic y que coincida con el final de la canción de The Long Journey... Mi whovian interior te lo agradece profundamente

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  2. ¡Hola Minerva! Gracias por comentar :) Pues si te digo la verdad, creo que el final es uno de los pocos capis que no escribí con la OST de Doctor Who (porque ya iba a ser pasarse de castaño oscuro jajaja) Creo que precisamente ese no tiene link, pero lo escribí con la de "We meet in dreams" de Gothic Storm. Aunque mejor así, que te coincida :D ¡Un abrazo!

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